Me encontré en un parque recostada en el verde del pasto. Se sintió como un colchón hecho de paz y a la vez con algo de soledad. El sol radiante como suele ser y el cielo con un azul tan intenso que me hacía mal a la vista para mirarlo directamente. Me encontré con la simpleza de un libro, con un autor que ya lleva más de dos décadas muerto y cientos de historias que valen la pena contar. Una simpleza incomparable.
Soy algún alma perdida por las calles de Buenos Aires, Argentina.